Grecia: Kalamata, última estación en el Peloponeso, final de nuestro viaje

16 de septiembre de 2016

Allá por 1889 llegó el ferrocarril a la ciudad de Kalamata en el sur del Peloponeso y a comienzos de 2011 se suspendieron los servicios ferroviarios en toda esta zona de Grecia, salvo en un par de líneas de vía estrecha y el ferrocarril urbano de Patras. Desde comienzos de septiembre venimos viajando en el Ferrocarril griego, primero hacia Tesalónica desde Belgrado, para recorrer también en tren el trayecto entre Tesalónica y Atenas. Habíamos previsto también viajar por el Peloponeso, donde en el pasado hubo una importante red ferroviaria de ancho métrico. Sólo pudimos llegar en tren hasta Kiato y el resto del viaje lo hemos efectuado en autobús hasta Kalamata que fue en el pasado el final de las dos líneas que recorrían las península. Desde esta bella ciudad mediterránea escribimos, rodeado de mar, montañas, naranjos y olivos, con sabor a ferrocarril porque aún conserva intactas sus vías, sus estaciones y un importante museo ferroviario al aire libre, donde se encuentra esta locomotora, posiblemente de fabricación belga.

La belleza del paisaje del Peloponeso nos ha encandilado desde que llegamos a esta tierra. Grecia no es el país hundido que nos ha retratado la prensa durante estos últimos años. Se ve modernidad y prosperidad por todas partes. Llama la atención la alegría de sus gentes, su servicialidad para con el foráneo, la receptividad con quienes vienen a visitar estas tierras.


Hemos señalado en este mapa ferroviaria del sur de Grecia los principales hitos de nuestro viaje por el Peloponeso. Patras fue la primera etapa porque deseábamos circular en el ferrocarril de cremallera Diakopto-Kalavrita y así lo contamos en el Blog. Después nos trasladamos a Pyrgos, para llegar en tren hasta Olympia y conocer el puerto de Katakolo.

Culminadas esas interesantes etapas, habíamos fijado el final de trayecto en Kalamata, a donde en el pasado llegó el ferrocarril, tanto por el Oeste como por el Este del Peloponeso, siendo la última estación en ser construida.

El viaje hasta aquí necesariamente debió discurrir en bus porque Pyrgos sólo utiliza su estación ferroviaria para el tren de Olympia.


Estación de autobuses de Pyrgos. Grecia cuenta con una excelente red de modernos autobuses que llega hasta los lugares más pequeños de su zona continental. La red se denomina KTEL y en las principales ciudades las estaciones de autobuses son más frecuentadas que las de tren

La ciudad de Kalamata conserva en perfecto estado sus dos estaciones ferroviarias. La de la ciudad y la de su puerto.




Estación de la ciudad de Kalamata. A falta de trenes, es la cabecera de una línea de autobuses con la capital de Albania, que parten o llegan hasta las vías, como podemos ver en la foto. Todo el edificio está ocupado ahora por la empresa de autobuses


Esta misma estación en 1910. Poco ha cambiado desde entonces en sus edificios y vías. Pero sí en el entorno. Las calles de la ciudad la envuelven e incluso frente a ella hay un hotel desde donde escribo estas líneas. En el verano de 2010 aún llegaban los trenes hasta ella como me lo ha confirmado un alumno de Máster que hizo el Interrail ese año y pasó la noche en el suelo del vestíbulo

El ferrocarril llegó hasta la ciudad y las vías se prolongaron hasta su puerto en el que hay otra estación denominada "Kalamata Limani" (puerto, en griego).



Estación Kalamata-Limani, convertida hoy en una cafetería

Aunque ya teníamos referencia del Museo ferroviario al aire libre de Kalamata no dejó de sorprendernos su visita. Su nombre oficial es Parque Ferroviario porque el gran número de unidades que alberga están en un frondoso parque abierto al público.

En estas fotos un resumen del material que alberga, aunque ya anochecido pudimos descubrir otras unidades en una zona apartada del parque a una hora donde resultaba difícil fotografiarlas. Su estado de conversación es relativamente bueno. Son respetadas por el público por más que algunos chavales las usen para sus juegos. La falta de documentación in situ nos ha hecho imposible datar casi todo el material y sus fabricantes. Todo lo que allí se expone pertenece al ferrocarril de vía estrecha del Peloponeso.



Automotor diésel de 3 coches construido en Francia por De Dietrich sobre bogies Jacobs








La existencia de una pasarela metálica en el parque, sobre el material estacionado, permite hacer algunas fotos de conjunto. La extensión total del Museo es de 54.000 metros cuadrados.





Ya anochecido, un paseo por el parque nos permitió contemplar cómo el material servía para el juego de los niños.


Una ciudad marítima y montañosa

Kalamata está encerrada entre las aguas de su bahía y las montañas que la circundan. En 1986 esta ciudad fue asolada por un trágico terremoto que causó numerosas víctimas y destrozos. Se recuperó totalmente, incluyendo sus instalaciones ferroviarias.


En esta vista aérea publicitada por el ayuntamiento de la ciudad podemos contemplar su zona portuaria donde no recalan cruceros ni grandes buques.


La sierra de Verga limita la zona portuaria por el Este y a sus pies se han construido numerosas urbanizaciones.


También por el Norte una extensa zona montañosa es visible al final de muchas de las calles de la ciudad. Queda un estrecho corredor por donde torrenteras impetuosas en días de fuertes lluvias arrasan todo a su paso.


Este es el estado en que quedaron algunas zonas próximas a los barrancos escasos días antes de nuestra llegada.


Como toda ciudad que se precie, Kalamata -que es la segunda ciudad más poblada del Peloponeso, detrás de Patras- tiene su castillo medieval que, a lo largo de la historia fue escenario de cruentas batallas, en especial contra la dominación otomana.


En el interior de la fortaleza hay un teatro al aire libre y desde la parte superior de sus muros pueden obtenerse buenos vistas de la ciudad y su entorno.



En la primera de estas fotos, se ven las torres de la catedral ortodoxa de la ciudad

Con esta visita a Kalamata damos por terminado el recorrido por el Peloponeso hacia el sur. Mañana emprenderemos viaje a Atenas a través de Tripoli y la zona central de la península. Un largo viaje ferroviario nos espera a continuación desde la capital de Grecia, que nos llevará a Sofia, Belgrado y Zúrich. Muchas cosas de interés podremos ver a lo largo de ese periplo.

Por otra parte, nos queda por relatar, con abundante material gráfico, las fuertes inversiones que se están llevando a cabo para volver a dotar de ferrocarril al Peloponeso, por la zona norte. El proyecto es que el tren vuelva de nuevo a Kalamata pero aún deberán realizarse importantes obras en el acceso a Patras, cuyo coste se estima en 800 millones de euros. Difícil será que lo veamos en el futuro. (MAM)